El miércoles asistimos a tres
interesantes exposiciones en la clase de Economía Política II. La primera de
ellas trató la cuestión del tráfico humano. Los compañeros que la expusieron
nos ofrecieron un acercamiento general dándonos una definición general de “tráfico
humano”, así como tratando las formas esenciales del mismo. 14 millones de
personas padecen este tipo de violación de los derechos humanos, de los cuales
4 millones corresponden con el tráfico sexual de personas: discriminación
sexual, violaciones, maltratos, violencia doméstica, , esclavas sexuales que
son drogadas y obligadas a ejercer la prostitución en burdeles, hoteles o en la
calle, etc., a través de un patrón de violencia sistemática. En algunos países
estas víctimas tienen una esperanza de vida de 35 años, dadas las malas
condiciones en las que viven. Otras formas de tráfico humano son la explotación
laboral, trabajos forzados, formación de niños-soldado, tráfico de órganos,
etc. Esta vulneración de la dignidad humana está asociada a la corrupción
policial, y aporta grandes beneficios a las mafias que la promueven. Algunos
organismos internacionales como la UNESCO o la ONU promueven la labor de
investigadores para contribuir a la lucha contra el tráfico humano.
Al final de las exposición, los
compañeros nos ofrecieron una breve reseña de cómo habían trabajado, los
procedimientos metodológicos que adoptaron (cómo acordaron el tema de
investigación y lo estructuraron, el papel del observer…). Además nos recomendaron
algunas películas interesantes relativas al tráfico humano.
Un segundo grupo nos presentaron
su investigación sobre el capitalismo. Nos dieron una definición del sistema
capitalista, así como de los elementos fundamentales que lo constituyen (propiedad
privada, consumismo, precio del mercado, mercantilismo, corporativismo,
economías mixtas…). El capitalismo implica la explotación de recursos y
personas a través de la interacción desigual entre trabajadores y propietarios
de medios de producción, en la que unos pierden para que otros puedan ganar, lo
que ha conformado un primer mundo donde se concentra la riqueza, frente al
tercer mundo como consecuencia del colonialismo. En este contexto, la deuda derivada de las crisis capitalistas acentúa
las desigualdades. La cultura occidental está dominada por el consumismo y la
sobreproducción de bienes innecesarios, creándose necesidades y lujos, y
fomentándose el consumo desmesurado de imágenes y símbolos. Las ganancias de
las multinacionales aumentan en detrimento de la conservación medioambiental.
En conclusión, el sistema capitalista se presenta como una fábrica de
marginación, pobreza y hambre.
La exposición del tercer grupo se
basó en una explicación sobre las relaciones que se han venido dando entre la
Iglesia y el Estado, tanto en España como en otros países europeos. La Iglesia
a lo largo de los siglos ha ejercido una importante influencia en las
sociedades de Europa, y los Estados han constituido relaciones con ella basadas
en acuerdos de carácter económico, y vinculados con aspectos educacionales. Por
ejemplo, tenemos que las relaciones entre el Estado español y la Santa Sede en
materia de educación y cultura supone la impartición de asignaturas de religión
en los colegios, cuyos contenidos son propuestos por la jerarquía eclesiástica
católica, a través de la LODE. En Italia, la asignatura de religión es
obligatoria, y está basada en la perspectiva de la Iglesia Católica, quedando
fuera conocimientos sobre el Islam, pese a los sectores musulmanes que forman
parte de la sociedad italiana. Alemania, en este sentido, es un caso mixto,
mientras que Francia es un ejemplo de laicización, en que no hay asignaturas de
religión. En este aspecto, la educación británica se situaría entre estos dos
países.
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