lunes, 9 de diciembre de 2013

Ideas fundamentales sobre la acumulación capitalista (extraído de: Capítulo V de "Teoría del desarrollo capitalista", Sweezy)


            A través de la comparación de la Reproducción Simple y la Reproducción Ampliada, Marx trata de explicar el proceso de acumulación de la riqueza implícito en el sistema capitalista.
            La Reproducción Simple constituye un sistema capitalista cuyas partes mantienen invariables sus dimensiones y proporciones con el tiempo. Esto es posible porque en él los capitalistas reponen año a año el capital gastado, y emplean toda su plusvalían en el consumo, a la vez que los obreros gastan todo su salario en el consumo. De lo contrario, se pondría en marcha una lógica de acumulación, o bien de agotamiento de la existencia de medios de producción.
            Pero este modelo ideal de la Reproducción Simple implica la ausencia de voluntad del capitalista por ampliar su capital. Sin tal abstracción, el capitalista convertiría la mayor parte de su plusvalía en capital adicional que le permitiría apropiarse aún más plusvalía, convirtiéndolo a su vez en capital adicional; y así sucesivamente, generando acumulación de capital indefinidamente.
            Tal sería un proceso de expansión del valor que tiene su raíz en la posición privilegiada del capitalista, en tanto que propietario de capital, en una forma particular de organización de la producción social. La única diferencia entre un capitalista y otro capitalista es la magnitud del capital que poseen. La fuerza motriz del sistema capitalista es el interés por aumentar el capital propio. Por otra parte, la capacidad de acumular depende también de los medios técnicos de producción más avanzados, pero éstos exigen además un mayor desembolso de capital. Así, la competencia obliga al capitalista a acrecentar constantemente las cantidades de capital invertidas en estos medios, pero eso solo se hace posible a partir de la acumulación progresiva; por lo que quien rechaza la opción de competir corre el riesgo de perderlo todo.
            Pero la otra cara de esta moneda es que, pese a la predominante urgencia de acumular, y como causa de ella, el capitalista desea aumentar su consumo, disfrutando así del capital acumulado. En resumen, el capitalista es portador de dos deseos esenciales: acumular y consumir; y por lo tanto debe encontrar el equilibrio perfecto a la hora de saciarlos; a veces absteniéndose de consumir o acumular en la medida en que desearía.
            Este último esquema planteado es el que resultaría de la Reproducción Ampliada, en el que el capitalista no consumiría toda su plusvalía sino que ésta es dividida en tres partes: la que consume, la que se agrega al capital constante y la que se suma al capital variable.
            El incremento del capital variable implica una mayor demanda de fuerza de trabajo. Y cuando aumenta la demanda de una mercancía, ésta aumenta su valor. Pero la fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria; en este caso, el mecanismo de equilibrio entre oferta y demanda está ausente. Como consecuencia del proceso de acumulación, aumenta la demanda de fuerza de trabajo, pero no puede presuponerse la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo.
            Ricardo explicaba que el precio natural del trabajo es el precio necesario para que los trabajadores puedan subsistir, y aunque el precio de mercado del trabajo se desvíe de su precio natural, se da una tendencia a ajustarse a él. Para Ricardo, el mecanismo a través del cual los salarios permanecen más o menos al nivel convencional de subsistencia reside en criterios demográficos. Cuando el número de trabajadores aumenta, los salarios vuelven a bajar a su precio natural. Del mismo modo, los salarios tienden a subir como resultado de una mayor demanda de obreros. Es así como se da el equilibrio entre el precio de mercado del trabajo y el precio natural del mismo.

            Ahora bien, los salarios nunca se elevarán tanto como para poner en peligro la lógica misma del sistema. La explicación de Marx viene acompañada del concepto del "ejército de reserva del trabajo", que consiste en aquellos trabajadores desocupados, desplazados por la maquinaria (introducida por los capitalistas como reacción a la subida de salarios), que mediante la presión constante que ejercen en el mercado de trabajo, producen bajadas de salarios. Junto a la elevación de las tasas de desocupación como resultado del reemplazo de trabajadores por maquinaria, las crisis económicas garantizan la conservación del ejército de reserva, frenándo así las alzas de los salarios.

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